El desarrollo del patrimonio cultural y medio ambiental, un gran desafío para un turismo mejor
El crecimiento de la industria del turismo en los últimos años y su impacto en la población y en los territorios visitados atrae cada vez a más representantes de este campo para reflexionar sobre los problemas y desafíos del turismo de nuestros días. ¿Amenaza u oportunidad para el patrimonio local de nuestro planeta? ¿Qué soluciones concretas tenemos para maximizar el impacto positivo del turismo sobre el patrimonio?.
Impacto del turismo sobre el patrimonio cultural y ambiental
Para muchos, el turismo, como actividad económica representa el 10% del PIB mundial, y es un medio eficaz de desarrollo, para otros, la balanza es claramente menos positiva para la vida de las comunidades locales y la conservación de la biodiversidad.
Los daños y desequilibrios socio-económicos y ambientales causados por el turismo de masas están, por desgracia, demostrados. El aumento exponencial en el número de turistas amenaza la integridad de varios lugares culturales excepcionales, incluyendo más de 48 bienes inscritos en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO. Por citar sólo dos, Machu Picchu en Perú, donde la frecuencia se ha multiplicado por 10 [1] en 10 años, y la Ciudad Prohibida de Pekín, que ostenta una asistencia de 15 millones de personas, un crecimiento del 10% al año [2].
A nivel ambiental, la industrialización del turismo hace que paguemos un alto precio por los frágiles y codiciados espacios naturales.
Los destinos a las riquezas naturales más extraordinarias, más del 50% de los países del Sur son los más atractivos en términos de biodiversidad, reciben entre 1 y 2 millones de turistas internacionales al año. [3]
Saber que el 60% de los ecosistemas del mundo se han deteriorado hoy en día por la actividad humana, y más de 16.000 especies de animales y plantas están clasificadas como especies en peligro de extinción, nos fuerza a reaccionar y vigilar mejor las prácticas turísticas para hacer frente a los abusos medioambientales, como el cambio climático.
Hay que minimizar la huella del turismo en un entorno ya muy debilitado por el hombre y cuyas consecuencias podrían ser catastróficas no sólo para el turismo, si no también y sobre todo para el ser humano.
Por otro lado, no se puede negar que el turismo es un importante impulsor del crecimiento mundial y actúa como motor para el desarrollo tanto social como económico. En este sentido, constituye una valiosa oportunidad para redistribuir la riqueza de los países desarrollados hacia las poblaciones más pobres, y para contribuir así a la consecución de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo de las Naciones Unidas. También permite sensibilizar a los viajeros sobre los valores y las muchas riquezas de los territorios visitados y fomentar así la protección del patrimonio cultural y natural y de las poblaciones locales.
Bien dirigido y controlado el crecimiento del sector turístico, por tanto, es una gran oportunidad para un desarrollo más sostenible, especialmente en vista de su peso en la economía local y puede contribuir a la reducción de la pobreza e incluso conducir a un mayor bienestar social, y por supuesto a la preservación del patrimonio cultural y a la conservación de la biodiversidad.
El desafío consiste en encontrar un mejor equilibrio entre el desarrollo turístico y la conservación de la diversidad cultural y natural propia de cada destino.
La gestión turística territorial juega un papel predominante en la consecución de este equilibrio. De hecho, el patrimonio natural como el patrimonio cultural de un lugar es la mejor atracción de un destino. Por lo tanto, los agentes de turismo no pueden contentarse simplemente con acoger, informar o promover un lugar, sino que también deben poner en marcha una estrategia de desarrollo del patrimonio cultural y de la conservación de la biodiversidad que sea genuina, dos factores fundamentales de encanto.
El primero no se detiene en los museos o los monumentos históricos, si no que también incluye lo que se llama el “patrimonio vivo” o “patrimonio cultural inmaterial” [4]: la forma de vida, la gastronomía, tradiciones, conocimientos, expresiones orales o corporales, las prácticas sociales .. Valorar el patrimonio es mantener la diversidad cultural y fomentar el diálogo intercultural en un contexto de creciente normalización mundial.
En cuanto al patrimonio natural, tiene sentido, obviamente, como resultado de la actividad de la naturaleza, con la idea de “estar vivo” y de biodiversidad, pero también como parte del paisaje sólo alterado por el hombre y se integra en parte, como elemento del patrimonio histórico y cultural.[5].
¿Cómo garantizar una relación más equitativa entre visitantes y visitados para que el turismo sea en beneficio mutuo?
El reto del turismo es proteger este patrimonio y sensibilizar a todos los interesados en temas de desarrollo sostenible, incrementando los atractivos turísticos y garantizando la satisfacción y la lealtad de los visitantes.
Desde hace varios años, ha habido una voluntad cada vez más pronunciada por parte de los agentes turísticos y de los ciudadanos en participar y contribuir a un turismo más responsable hacia el hombre, la cultura y el medio ambiente.
Se está produciendo una verdadera concienciación entre algunos “productores” conscientes de la importancia de valorar el patrimonio cultural y medioambiental a través del prisma del desarrollo sostenible, y no sólo de la rentabilidad. En Francia y en otros lugares, nuevas formas de turismo están emergiendo gradualmente, con el fin de respetar y preservar los lugares de patrimonio cultural y natural. En cuanto a los “consumidores”, aunque cada vez más y más viajeros afirman sentirse preocupados (uno de cada dos franceses desea conciliar ciudadanía con vacaciones [6]), parece que el camino hacia un turismo más integro se va a dar a largo plazo. Los términos “turismo responsable”, “sostenible”, “justo” o “solidario” no son suficientes para atraer a los visitantes, cada vez más recelosos de las prácticas de “greenwashing” (*la falsa imagen de una empresa preocupada por el medio ambiente, con fines de marketing) y otros espejismos.
Pasar de una lógica de consumo a una lógica de contribución, por lo que el interés del turista es también el interés del ciudadano y viceversa
Sin embargo, existe una verdadera demanda de los viajeros, convencidos de la necesidad de cambiar su comportamiento y limitar su impacto cara a cara con la naturaleza y las comunidades que los acogen.
El enfoque, sin embargo, se sostiene si se ve como un activo clave para las vacaciones: más allá de la calidad del servicio, la principal expectativa de los viajeros sigue siendo vivir una experiencia única y auténtica. Explorar una ciudad con un patrimonio especialmente rico y bien conservado como Carcassonne, o salir a la aventura y subir a la cumbre cubierta de nieve de África… los viajeros se sienten atraídos principalmente por los tesoros y las maravillas que el mundo nos ofrece.
El propósito principal del viaje, por lo tanto no debe sacrificar la responsabilidad del ciudadano o ecologista. Y efectivamente, todos los establecimientos responsables que se han dado a conocer gracias a los HopAmbassadors a través de los HopTour, en Francia o en América Latina, son los que pueden hablar sobre los beneficios para el cliente, estos beneficios provienen de su compromiso con esta materia, que atrae a la mayoría de los viajeros.
¿Soluciones concretas? El turismo es una herramienta fundamental para la preservación del patrimonio cultural y natural
Numerosos ejemplos concretos muestran que, valorar el patrimonio natural y cultural de un destino no sólo asegura su sostenibilidad, sino que también atrae y retiene a los visitantes:
Camping Lez-Eaux : destacando el destino en la página de internet.
Y HopSolutions para (re)descubrir nuestra web:
- Alimentar a los pájaros en periodos de frío: observación de la biodiversidad y protección de la fauna.
- Refugio LPO: primera red de jardines ecológicos de Francia.
- Refugio de mariposas : importante elemento de biodiversidad, poca necesidad de espacio, fácil mantenimiento
- Granja pedagógica: autonomía de los visitantes, descubrimiento del patrimonio local, ingresos complementarios potenciales
- Jardín pedagógico: sensibilización lúdica, actividad para toda la familia
- El bastón narrador: innovación, audio guía lúdica, actividad para toda la familia
Artículo escrito por Capucine Rosset.[divider]Fuentes:
- [1] L’Echo Touristique
- [2] Le Figaro
- [3] cybelle-planete.org
- [4] unesco.org
- [5] wikipedia.org
- [6] Hopineo.org : tourisme responsable, on communique ou pas ?
[Fotos : Liliane Clément Photography – Madagascar 2015]
Traducido del Inglés por : Maria-Angeles Tabera.
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